sábado, 5 de agosto de 2017

Mi llegada a la ciudad

Corría el año 2009 y ya había terminado la universidad, pero en temas laborales la ciudad en la que estaba no era muy buena, pues los puestos se movían más hacia el lado de los profesionales con apellidos reconocidos y las mujeres bellas, así que tomé la decisión de irme a la capital del país, donde vivía tres amigas que se había mudado hace unos años y que ya conocían todo, mi idea era empezar de ceros a construir un proyecto profesional.

Mi primer cuarto recuerdo que era de dos metros por dos metros, una cama sencilla, el baño ahí mismo y todo muy apiñado, hasta el olor a humedad. Sabía que no iba ser nada fácil, pero era un reto que debía afrontar y por eso me lanzé a la búsqueda. Debo reconocer que en la primera semana no pensé en Paola para nada, pero cuando empecé a recorrer la ciudad capital me volvió a llamar mucho la atención la forma en que vestían las mujeres, era de lo mejor, chaquetas de cuero, botas, blazers ejecutivos, faldas, uniformes bancarios, uniformes de azafatas, tacones, en fin, era como estar en el paraiso trans. Así mismo miraba muchos almacenes con ropa que de verdad quería en mi, pero tenía dos cosas en contra: 1. No tenía empleo y 2.No tenía los pantalones suficientes para entrar a un sitio y comprar cosas de mujer.

Con el pasar del tiempo ya conocía un poco la ciudad y recuerdo también que chateaba mucho con trans de diferentes partes del país, entre esos una trans que me comentó que en la ciudad donde estaba había una trans que era muy buena gente y que me podía ayudar a entrar mucho más a fondo en ese mundo. Como no hacía mayor cosa en el día, además de repartir hojas de vida, tenía el tiempo suficiente para chatear, hablar por teléfono con esta amiga e intentar conocer a la otra que estaba en la ciudad donde yo residía. 

Entre intentos e intentos, siempre me daba miedo. Cielos! entrar a la casa de una trans que no conocía, era un paso grande y a la vez delicado. Aunque ya había chateado con mucha gente, creado un perfil en Facebook y demás.

Cuando conocí a Sara.

La trans que me habían recomendado se llamaba Sara y resulta que un viernes le marqué a su celular y me decidí a hablarle, me trató muy cordial y me dio la dirección de su casa , así que caminé como unas tres cuadras, estaba cerca, 20 minutos antes había entregado una hoja de vida en una oficina temporal, así que me ubiqué pronto. Cuando llegué al edificio donde Sara vivía, di un par de vueltas más y una tercera y me decidí a entrar a ese edificio de la mitad de la cuadra. Por suerte no tenía portero, sino que era de esas puertas que se abren con citófono, así que me ahorré la pena de tener que verle la cara a algún personaje de seguridad. Toqué el timbre con mis manos frías y temblando, ella respondió con voz afeminada y rasgada, preguntó quién?, y yo respondí con voz nerviosa mi nombre masculino, ella dijo: sigue al cuarto piso y sonó un timbre que significaba que la puerta se abría.

Mientras subía las escaleras pensé muchas cosas, por ejemplo en regresarme, en qué pasaría con lo que estaba haciendo y muchas cosas, creo que a ustedes les ha pasado también, sin embargo al final cuando menos los pensé ya estaba en la puerta de la casa de Sara quien me recibió me saludó y se burló de mi cara de susto. Se notaba que llevaba años en esto del transformismo y además trabajaba como bailarina en un bar cercano del sector (años después se volvió famosa y la vi en un Reality), había encontrado la forma de sobrevir gracias a que sabía bailar, sin necesidad de prostituirse.

Sara me contó todo de su vida, cómo descubrió en ella que le gustaba ser mujer, las primeras veces que lo hizo, cómo llegó a la Capital y demás, le conté mi historia y me dijo que era algo de lo más normal y que no debía esconderme y dejar de ser tan tímido. En ese punto me dijo que me quitara la ropa yo quedé como una estatua y me lo repitió como cuatro veces hasta que me empecé a quitar la camisa, el jean, y los zapatos y las medias. No podía creerlo!, estaba desnudo en frente de una trans.!Para ella era natural, pero para mi! fueron los segundos más largos y más exitantes de la vida.

Me pasó un brassier, unas medias y un vestido gris, no tenía la experiencia así que me ayudó a cerrar el brassier, el vestido y a poner las medias, (de verdad que era una sensanción muy exitante), me pasó unos zapatos altísimos que me puse y aumenté casi 10 cm de altura, pero reconozco que no los sabía manejar, pero así estuviera incómoda, se sentía delicioso. Lo último que hizo fue ponerme la peluca, era larga, pesada, negra, era la segunda vez que usaba una peluca, hacía mucho calor y y ella me sentó en frente suyo y me empezó a peinar, era su niña, me dijo que me veía muy bien y que los hombres no dudarían en fijarse en mi, fue mágico, pero no pasamos al maquillaje porque ese día lo había dejado en su trabajo, entonces solo caminé un rato en su casa, me miré al espejo un par de veces más y recibí un mensaje de mi amiga que me quería invitar a una cerveza ese viernes.

Me quité todo, me vestí con mi ropa y le di un abrazo a Sara, quien sonrió y me dijo que me esperaba otro día para maquillarme. Salí de la casa mucho más relajada, con ganas de dejar salir por completo a Paola y aunque había miedo, estaba segura que sería capaz de empezar a comprar cosas sin pena y usarlas en el closet. Algo había pasado porque me sentía muy segura y capaz de ser por primera vez.



sábado, 10 de junio de 2017

Otras sensaciones

Por algunas razones me aburrí de vivir en casas donde había que compartir el cuarto con más de dos personas, por lo que mi amiga me propuso arrendarme una habitación en su casa que estaba vacía. En medio de mi confusión acepté y pasé mis cosas. Las primeras semanas me acoplé a la casa y luego de un tiempo empecé a vestirme cuando me quedaba sola con cosas de mi amiga, para entonces ya tenía un nick y recuerdo que chateaba mucho en yahoochat, en Latinchat y otras páginas.

Me vestía entre las 2:00 pm y las 4:00 pm, siempre con la adrenalina de que alguien entrara en el cuarto y me descrubriera en esas. Por suerte nunca me encontraron en el tiempo que estuve  en la casa. A medida que crecía la confianza entre ella y yo, estuve a punto de decirle lo que me gustaba, lo que sentía cuando usaba su ropa en los ratos a solas, pero pues siempre me arrepentía cuando medio tocábamos el tema.

Recuerdo que lo más cerca que estuve del tema fue un día que estábamos en su habitación molestando  y me puse la peluca que ella tenía de un pasado día de halloween y una faja que ella usaba para moldear su cuerpo, ese día se rió mucho y me dijo que me quitara la faja porque me iba dar cintura de mujer, debí decirle que en verdad quería saber qué se sentía usarla todo el día, pero no, ese día tampoco saqué a Paola.

Con el pasar del tiempo me seguí vistiendo en su cuarto, en la soledad por supuesto, ya tenía amigas de chat en varias ciudades y países y disfrutaba mucho mis momentos de mujer, lo anterior pasaba a la vez que tenía mis novias, mis relaciones, pero Paola y Yo, sabíamos y respetábamos los momentos de cada uno.

Así terminé la universidad y decidí regresarme a mi ciudad origen para planear mi futuro profesional así que duré tres meses haciendo remplazos y otros trabajos, como vivía con mi famili, Paola desapareció un buen tiempo y solo me vestía por las noches, en mi habitación, como en los inicios, sin embargo, me hacía falta algo. Yo quería completar toda la sensación, quería sentir una peluca en mi cabezapor horas estar en tacones tener una faja, usar pantymedias. Todo se juntaba, sentía exitación y de un momento sentía que debía masturbarme, así que lo hacía pesando en todo lo que sentía cuando usaba prendas de mujer.  La sensación pasaba y entonces sentía que debía quitarme las pocas cosas de mujer que usaba.

Así empezó una nueva sensación.

 


miércoles, 5 de abril de 2017

Todos tenemos una amiga que nos comprende

Se llamaba Lorena y siempre se caracterizó por ser muy abierta, relajada y de un corazón muy grande, por alguna razón nos hicimos buenos amigos desde el primer semestre, ya había viajado fuera del país, así que tenia un poco más de mundo que muchas personas. No les negaré que me gustó desde el principio, pero algo en el fondo me decía que solo podíamos ser buenos amigos y la razón era que ya ella tenía una relación con alguien de otro país.

Empezamos a hacer tareas juntos y actividades de estudio, en la mayoría de los semstres nos fue muy bien, si ella faltaba yo la cubría y viceversa. Era tal la confianza con ella que consideraba su casa mi segundo hogar, era como la hermana que tuve, pero a la que le tenía 100% de amistad, sin embargo nunca hablamos de mi gusto extraño, sin embargo tenía un gusto muy lindo para escoger su ropa y yo estaba en esa etapa donde desarrollabao mejor dicho estaba maximizando mi deseo por vestir de mujer.

En su closet tenía chaquetas, blusas, camisetas, botas de tacón y hasta una peluca, pues me contó alguna vez que le gustaba jugar a cambio de roles con su pareja.Para cuando nos conocimos ya tenía una faja y muchas cosas. Yo aún no me sentía listo para contarle mi secreto, pero si seguía chateando con las personas que conocía en las páginas y logrando más confianza con el tema, pero con mucho miedo aún.

Un día teníamos una tarea pero Lorena debía hacer una diligencia con su familia, yo llegué a la casa y pues quedamos en que la esperaría mientras ella llegaba, como era de confianza me quedé en su cuarto solo. Eran las 2:00 pm  y sabía que se demoraría, así que cerré con llave y me fui a su closet. Lo primero que tomé fue una camisa blanca y un jean, saqué la faja y como la talla era más pequeña si fue difícil ponerla en un principio, después cerró, luego me puse el jean ajustado y me vi al espejo, Paola estaba naciendo, lo siguiente fue ponerme un brasier y un par de medias de relleno dentro de este, estaba exitado y con el corazón acelerado, miré por la ventana que no hubiera nadie y continué con mi momento lo siguiente fue la blusa y unos tacones - eran talla 39 así que me quedaban un poco apretados, pero fui muy delicado, pues no quería que se dañaran, lo último fue una chaqueta negra de cuero, a partir de ahí las cosas de cuero siempre me iban a gustar mucho. Finalmente llegó uno de los momentos más fuertes y fue poner la peluca, era café y llegaba como a la cintura. Cuando la puse me miré al espejo y me sentía muy bien, toqué mis brazos e intenté moverme como mujer, no sabía caminar con tacones así me quedé quieto y solo miraba fijamente y disfrutaba.





Pasaron cerca de 16 minutos en ese estado y tenía el miedo de que mi amiga regresara, como empecé a sudar era mejor quitar todo y dejarlo en su puesto, aun tengo la imagen de esa primera vez y siento cierta exitación. 

Después de un rato llegó mi amiga y estuvimos trabajando hasta tarde, de mi mente no salía la idea de esa primera vez que me vestí y lo que sentí. Aunque en cierta parte de mi había algo que se sentía mal, preferí cerrar los ojos y dormír y seguir soñando con ese primer momento. La decisión estaba tomada y quería probar más cosas.

Continuará...

lunes, 3 de abril de 2017

Los siguientes años

Había abierto una puerta de la que quizá no tenía la manera para cerrar más nunca, cómo no sabía qué me estaba pasando lo segundo que hice con respecto al problema fui a  buscar en la internet, en principio encontré conceptos como Travesti, transformista, transexual, feminofilia, entre otros de un universo que aunque tenía una idea, no tenía conocimiento de toda esa diversidad.

El primero que leí fue Travesti: es un comportamiento e identidad transgénero en la que una persona de un determinado género biológico expresa a través de la vestimenta, principalmente, un rol de género socialmente asignado al sexo opuesto (en inglés, cross-dressing o crossdressing) y que está íntimamente asociado a la transexualidad.

-Transformismo:es un sustantivo usado para referirse a la caracterización o disfraz mediante el cual una persona (generalmente de sexo masculino) ocasionalmente adopta los modismos culturales (maquillaje, vestimenta, gestos, forma de hablar) que convencionalmente se le asignan al sexo contrario. Esto puede estar relacionado o no con la identidad sexual, y el mismo sustantivo se puede aplicar a las mujeres que simulan el rol masculino.

Yo encajaba perfecto en el primer grupo, sin embargo, me seguía preguntando si al final de todo iba terminar siendo gay. Así que encontré chats de psicólogos, unos reales, otros de mentiras, una y otra vez expuse mi caso en internet y no encontraba respuestas, algunos se burlaban, otros me decian que estaba de manicomio, etcétera.

Lo otro que podía hacer era preguntarle a la psicóloga de la escuela, pero al final no lo hice por miedo y porque si se filtraba la información, estaría en muchos problemas, entonces preferí el internet.

Meses siguientes al nacimiento de la mujer en mi, seguía entrando a chats casi que todos los días alrededor de una o dos horas díarias, pero un día se me dio por entrar a uno de Latinchat, no como hombre sino, como mujer. quería saber qué pasaba o por lo menos, qué se sentía.

No tenía un nombre en específicio, así que el primero que se me vino a la cabeza fue Paola, nombre que me acompañaría por siempre, pero ¿qué le ponía al lado? Recientemente había visto la película Batman Returns y debo reconocer que me mató el disfraz de la Catwoman, así que mi nick para entonces era Paola Cat Night.

Vestirme por las noches se volvió casi que una costumbre en la que ponerse un brasier, un panty y tras de eso un vestido era lo más arriesgado sin que nadie supiera, solo los chats donde no hablaba con hombres, sino con mujeres que pedían fotos mías, pero había que reconocer que Paola aún no estaba lista para fotos.

Así transcurría los años de la pubertad.-Cuando cumplí los 17 mi hermana llegó para unas vacaciones  y cuando tuve la oportunidad revisé sus cosa, entre esas, una faja de latex, parecida a esta que les muestro, corrí con la suerte de que la dejó en mi cuarto y la después que todos durmieron, me la puse un rato con un vestido, medias veladas y ropa interior, fue perfecta la sensación, aunque sentía que faltaban muchas más cosas.
Lo que sentía era que me gustaba mucho y lo disfrutaba, son de esas sensaciones en las que no quieres que pase el tiempo y que por alguna razón se detenga, pero bien, eso no se podía y la vida debía continuar, así que pasó el tiempo y me gradué en mi ciudad natal y decidí empezar estudias en una ciudad cercana porque la carrera de publicidad no se encontraba en ningunas en las universidades cercanas.

La etapa de vestirse se frena un poco porque se abre la puerta a la vida universitaria  y además no me podía vestir por las noches porque vivía en una casa de arrendados, donde tocaba compartir cuarto con dos o tres personas desconocidas. Así empezaba mi capítulo en la universidad. En el principio solo trataba de ir a cafés internet para no perder los contactos que había hecho como Paola,  la mayoría mujeres que no les molestaba el tema y que me apoyaban mucho.





viernes, 24 de marzo de 2017

Un vestido azul

En el último post, les contaba lo que hasta ese momento fue el mayor paso que dio un pensamiento que estaba ubicado en lo más profundo de mi mente, pero que aun no tenía forma, después de este día todo transcurrió con normalidad, aunque seguir viendo a la profesoras era algo que se estaba volviendo costumbre.

El tiempo siguió pasando y mi hermana mayor partió de la ciudad para iniciar estudios en otra parte del país, a partir de ahí mi historia sería diferente porque en primer lugar, estaría más solo en casa por las tardes y a pesar de que salía, practicaba deportes con amigos - siempre había largos momentos en casa en los que leía, veía tv, escuchaba música o veía una película, pero hubo una película que marcó  quizá varias cosas. 

No se si la hayan visto, pero se trata de Tootsie, que según Wikipedia es la historia de Michael Dorsey (Dustin Hoffman), un conocido actor que se queda sin trabajo en Nueva York debido a su problemático carácter y que con el objeto de encontrar empleo se disfraza de mujer y aparece en una teleserie ambientada en un hospital. Michael (ahora Dorothy) se convierte en una estrella, pero se siente atraído por una de las protagonistas de la serie, Julie Nichols (Jessica Lange). La fama le sonríe, pero tendrá que decidir entre seguir como Dorothy, o volver a ser Michael.

Cuando la vi,  el revuelto de dudas que tenía en la cabeza salió más a flote y la idea de actuar de la misma forma tomó más bases y empezó a ocupar un lugar más grande en mi cerebro.  No lo podía creer, en verdad estaba pensando en vestirme de mujer y experimentar qué se sentía, la pregunta era, cómo lo iba lograr?

La primera noche

Corrían las 10:00 pm  o las 10:40 pm, mis padres dormían y yo me encontraba en mi cuarto, cuando se juntó en mi mente los pensamientos de la ropa de mi maestra, imágenes de la película y otras cosas , así que en medio de oscuridad me levanté y abrí uno de lo closet en donde mi hermana guardaba su ropa. Abrí una gabeta y había un brasier negro- no puedo negar que el corazón estaba latiendo fuertemente, pero a diferencia de otras veces, sabía que en esta ocasión tenía el tiempo para ponerlo sobre mi.

- Estaba apretado, pensé.
- Pero había algo que lo hacía sentir bien, así que en la oscuridad me miré al espejo y mi corazón latió tan fuerte que lo sentía afuera de esa prenda de encaje color beige. Me volví al closet y había un vestido azul parecido al de mis profesoras, era de chaqueta y falda, tenía cuatro botones, la tela era parecida y tambien de mangas largas.
-Respiré, lo saqué del colgadero  y me lo puse, en la manera en que iba cerrando los botones, el latir del corazón disminuyó, y otra sensación se apoderaba de mi. En verdad lo estaba disfrutando, pero ja parte de mi se sentía culpable y otra incompleta.

Ya eran las 11:30 de la noche, así que decidí quitarme todo, se quedaron en mi varias sensaciones como la comezón en la espalda por el brasier, la forma en la que la tela del vestido se acopló a mi, y la forma en la que me quedé mirando al espejo  esa primer a vez, y en el algún lugar, cierto remordimiento.

Seguí pensando en todo hasta que me dormí y al día siguiente como si nada, salí para el colegio.

-Qué había empezado en mi ?
- Qué era eso que sentía?
- Por qué me atraía tanto el tema de la ropa de mujer ?
- Le debía contar a mis padres ?







jueves, 23 de marzo de 2017

Las primeras sensaciones

Aun no recuerdo cómo fue el primer día, todavía vienen a mi mente imágenes borrosas de la infancia en la que solía mirar mucho la forma en que se arreglaba mi hermana mayor para ir al colegio, yo tenía como 12 o 14 años y miraba mucho su uniforme  y una que otra vez el uniforme de sus compañeras de clases cuando iban a casa a realizar tareas de grupo u otras actividades. Todo lo anterior era borrado por otras distracciones que aparecían como jugar o ver televisión, hasta ese momento la vida transcurría normal y creería que la infancia no dejaba que eso que estaba en el fondo de la mente y que empezaba a nacer, diera sus primeros pasos.

En el colegio, aunque todo parecía normal muchas cosas en la mente se empezaban a revolver. La jornada empezaba a eso de las 7:00 am y terminaba a la 1:00 pm -  era de solo hombres, razón por la que cuando se asomaba una que otra maestra, era como lobos rondando la única presa en el bosque. Sin embargo, a mi me empezaba a llamar la atención otro tipo de aspectos, como por ejemplo la ropa que usaban. 

En cierto momento me di cuenta que me volví muy detallista, era como maximizar en mi mente partes del cuerpo de las profesoras, la de ciencias por ejemplo: tenía una cintura como un reloj de arena, caderas pronunciadas, piernas gruesas, cabello café largo y por lo general toda la ropa que usaba era señida, aunque a muchos no les gustaba, yo miraba por horas como lucía sus vestidos- unos de cierre atrás, otros de chaqueta y falda, y los tacones negros que nunca faltaban en su estilo. Obiviamente yo disfrazaba todo eso que se iba formando en mi mente con comentarios sobre la belleza de otras maestras, eso, cuando estaba con los demás compañeros del cole en los recreos.

Cuando llegaba a casa por las tardes, solía ver televisión y hacer tareas, como mi madre y mi padre salían a hacer diligencias yo me quedaba en casa con mi hermana. Mientras revisaba libros y escríbía operaciones matemáticas o de otras materias, recuerdo que pensaba mucho en la profesora que les comenté en el párrafo de arriba, a veces me decía : "'Será que me gusta?", pero de tantas veces que la iamgen de ella rondaba por mi cabeza, un día cambió mi pregunta  y para esa vez fue: " Qué se sentirá estar en su ropa y sus zapatos, oler como ella?". Ese día me asusté mucho, era un niño de algunos 13 años y el solo hecho de tener ese pensamiento causó mucho miedo.

Lo que empezó como un pensamiento se fue transformando en una idea, idea que rondaba todos los días, sobre todo en las noches cuando dormía, puedo decir que así transcurrieron muchos meses. Miraba y miraba, eso si, disimuládamente a varias profesoras con su uniforme y la pregunta siempre era :"Qué se sentirá usarlo?, ¿será caluroso?, ¿apretado?, daría lo que fuera por estar en sus zapatos solo unos segundos".

Un día, en todo el colegio se celebraba una fiesta, no tengo en mente cuál, pero si recuerdo que todos los estudiantes y los profesores estaban en el coliseo, como mi curso estaba a cargo del evento tenía que estar atento de que los números estuvieran listos y avisarle a los personajes que era su turno, uno de esos puntos era el baile de unas profesoras. Yo subí a buscarlas al salón donde se estaban arreglando y les avisé que era su turno, ellas salieron y me pidieron que cerrara la puerta del salón donde estaban sus cosas, bolsos, ropa, zapatos y demás. Una sensación se vino a mi mente y a mi cuerpo cuando tenía la perilla de la cerradura en la mano. Respiré un momento y miré para todas partes- en verdad estaba solo en un piso de más de 10 salones. Sentía los latidos de mi corazón por todo el cuerpo y tuve el valor para entrar al curso, cerrar la puerta y ver por un momento los uniformes ahí extendidos en una silla, tomé uno de estos y recuerdo que lo miré por unos segundos, no voy a negar que estuve a punto de ponerlo en mi, pero el susto era tan grande que lo dejé donde estaba, lo miré una vez más y salí, cerré la puerta y respiré profundo.

Esta historia continuará...

Mi llegada a la ciudad

Corría el año 2009 y ya había terminado la universidad, pero en temas laborales la ciudad en la que estaba no era muy buena, pues los puest...